Carlos Slim sufre un doble revés: por un lado el gobierno de Uruguay, encabezado por José Mujica, revoca a una de sus empresas una concesión para operar servicios televisivos de paga y, por otro, un grupo de manifestantes organizaron una singular protesta contra el magnate en la Biblioteca Pública de Nueva York.
Uno de los pocos ámbitos de las telecomunicaciones que han escapado al dominio de Carlos Slim es, hasta ahora, el de la televisión. En México, país natal del magnate, solo recientemente Slim comienza a incursionar en este campo, donde tiene que rivalizar con otros dos empresarios que tienen monopolizada la televisión nacional.
Sin embargo, en Uruguay parece que el escenario tampoco pinta tan bien para el dueño de América Móvil, pues hace unos días, por medio de un decreto firmado por José Mujica, el gobierno uruguayo revocó una “licencia de comunicaciones […] para la prestación de Servicio de Televisión para Abonados”, es decir, canceló una concesión otorgada en 2008 a la empresa Claro, subsidiaria de América Móvil y con operaciones en 16 países de América Latina.
Con esta decisión el gobierno de Mujica impidió a la televisora de Slim la entrada al país, que planeaba abocarse a los servicios de paga. Según algunos analistas el decreto obedece a cierto afán proteccionista, pues empresas locales hubieran tenido pocas oportunidades de competir frente a la capacidad del magnate.
Con todo, el revés no afectó los servicios de telefonía móvil prestados por Claro, que en Uruguay ronda el 16% del mercado, esto es, unos 800 mil teléfonos portátiles operados por la compañía. En este aspecto el líder es Antel, con 2.34 millones de servicios (47% del mercado).
Por otro lado, en un suceso aparte, el 10 de mayo pasado un grupo de jóvenes en Nueva York se organizó para protestar durante una charla que el empresario brindó en la Biblioteca Pública de la ciudad. Cuando Slim comenzó a hablar sobre filantropía, de las sombras comenzaron a escucharse sonoras carcajadas, multiplicadas por el anonimato. “Les diré qué es gracioso: la filantropía de Carlos Slim es risible”, grita en cierto momento uno de los manifestantes. Cuando el personal de seguridad del lugar los escoltó a la salida, los jóvenes se retiraron tocando con trompetillas la “Marcha imperial” de Star Wars y arrojando a su paso billetes de juguete con la imagen impresa del magnate.
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